marzo 20, 2010

#1... o cómo decidí superar mi minoría de edad.

Hace unos días, pocos, quizá un par, descubrí que algo en mi mente había cambiado, que había madurado y que había conseguido pensar en algo más que en si la ropa que llevaba hoy estaba bien combinada.
Conseguí mirar más allá de mi ombligo y vi que hay un mundo ahí afuera que no me gusta, que está plagado de injusticias y que nadie hacer el menor esfuerzo por evitarlas.
Fue como si el mundo se parase sólo para mí y el resto siguiese girando.

Creo que el siglo XXI es el siglo del egoísmo, a pesar de que cada vez tenemos más posibilidades de comunicarnos a tiempo real con una persona que está en China, sólo nos preocupamos de nosotros mismos, de lo que nos conviene y lo que nos afecta.
Somos incapaces de levantar la mirada y ver a nuestro alrededor; el mundo cada vez está peor y no nos damos cuenta porque estamos demasiado ocupados mirándonos en el espejo.
Quizá no nos vendría mal que en lugar de mirar sólo lo que muestra el primer plano de ese espejo, mirasemos al fondo, a lo que se ve difuminado... qué ves?
Niños y mujeres contrayendo enfermedades a cada segundo en África, terremotos y tsunamis hundiendo, un poco más si cabe, las zonas más pobres de América, guerras que parece nunca terminan en Asia. Y, sin embargo, nosotros, los europeos, seguimos pensando que somos el centro del mundo, seguimos haciendo mapas que muestran una pequeña África al lado de una inmensa Europa, que distorsionan la realidad. Nosotros, con nuestras lentes de oro, cerramos los ojos, apartamos la vista creyendo que así el problema desaparecerá.
Pero el problema seguirá estando ahí, y ya ha llegado el momento de que superemos nuestra minoría de edad y hagamos algo por cambiar el mundo en el que vivimos.
Ya es hora de que en el espejo, en lugar de una persona en primer plano, se vean muchas, en el centro y de la mano.

Yo creo que es posible y voy a luchar por lograrlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario